domingo, 19 de febrero de 2012

Sacristía AB Manzanilla primera saca 2011. Tesoro Sanluqueño

Este blog, modesto cuaderno de viaje enológico, nació recientemente con la humilde ambición de permitirme expresar mi disfrute por los vinos que me emocionan, que descubro y que me transportan cada vez que puedo beberlos. Inevitablemente, ciertos estilos o zonas serán mas frecuentes que otras, ya que son los vinos que me transmiten verdadera pasión. Y entre ellos no puedo dejar de mencionar los vinos mas injustamente infravalorados a nivel mundial, de personalidad inimitable, que se encuentran entre los mejores del mundo: Los vinos de Jerez 
Antonio Barbadillo Mateos carga a sus espaldas con uno de los apellidos mas ilustres del marco. Sin embargo, hace tres años se desvinculó de la histórica bodega familiar, pero alguien tan relacionado con los vinos de Jerez como Antonio no podía mantenerse lejos de ese mundo. Y emprendió junto a su esposa y sus hijos un nuevo proyecto, que avala con su propia firma, SACRISTÍA AB (si observáis con atención, el logo en la etiqueta, con forma de barricas, forma las letra aB, y es diseño de su hijo). Con su amplio y apasionado conocimiento por los vinos de esta tierra, su idea es seleccionar las mejores barricas, de diferentes bodegas, a las que embotellaría bajo esta marca para sacarlas a la luz, algo parecido a lo que hace el Equipo Navazos. Tesoros escondidos de una zona con una tradición y estilo imposible de reproducir. Antonio, natural de Sanlúcar, no podía dar otro puntapié inicial al proyecto que no sea el del vino que más de cerca le toca: La Manzanilla. 

Esta en particular procede de la mítica bodega Sanluqueña Sánchez Ayala, de varias botas que Antonio seleccionó, con una edad media de entre ocho y diez años, decidiendo que porcentaje de cada una iría a parar a cada saca, con lo cual en cada una de las mismas se deja ver y sentir la mano, y sobre todo el gusto, de quien la firma.
El color de esta manzanilla es ligeramente turbio, prueba fiel de esa tendencia que de a poco se extiende en el actual resurgir de los vinos de gran calidad en Jerez, embotellar en rama, término que hace referencia al hecho de embotellar el vino tal cual sale de la bota, sin clarificados ni estabilizados u otros procesos. De reflejos ambarinos, dorado, en este caso si es oro lo que reluce; nariz compleja, intensa, punzante y rotunda; avellanas y multitud de frutos secos. Muy yodada y salina, a mi juicio su principal virtud, es como un soplo de aire de mar, me transporta a aquellas noches, pescando junto al puerto, en el atlántico... ebanistería, con una nota de barniz muy elegante. Tiza, con la que Antonio marcaba sus barricas preferidas, pero que proviene de esas albarizas maravillosas. Muy bien definida, con todos los elementos que tipifican lo que ha de ser una gran manzanilla.
            La boca es por el contrario muy sedosa y elegante, sorprende al ser muy sabrosa, untuosa, pero ligera, amplia, fresca y marcadamente salina, con un gran final, persistente, salino, algo amargante, de pieles de avellanas o almendras.  Catada solo con una tapita de  sardinillas, donde el aceite se fundía con la salinidad del vino,  en una amalgama mágica.
            En solo dos sacas, esta extraordinaria manzanilla Sacristía de Antonio Barbadillo ya se afianza en el Olimpo de los grandes vinos de Jerez. Esperamos ansiosos pues los siguientes pasos de este proyecto, seguro que muchas alegrías están por llegar. 94/100.

martes, 7 de febrero de 2012

Un paseo por la Borgoña, de la mano de Dujac


 El gélido tres de febrero de 2012 era la fecha señalada para la primera reunión del año de nuestro grupo de amigos para catar algunos buenos vinos, como hacemos desde hace un año.
 Siempre que se conforma un grupo de cata, entre amantes del vino, hay una temática que inevitablemente, tarde o temprano, se ha de materializar: Borgoñas Tintos. El amor que casi todos profesamos a esta región, así como el elevado precio de sus vinos, lo convierten en opción obligada. David, en este caso maestro de ceremonias y guía a través de este viaje, decidió acotar la temática; Buscar la diferencias entre las diferentes parcelas, y para aprender a diferenciarlas mejor, probar todos los vinos de la mano de un mismo elaborador. Y el elegido fue el Domaine Dujac.

 Acerca de Dujac, intentaré no extenderme demasiado, ya que como os dije hoy lo importante eran las parcelas. Dujac es un Domaine “joven” dentro de los estándares de la Borgoña, fundado en el 1967, cuando su propietario, Jacques Seysses, compró el Domaine Marcel Graillet, en  Morey-Saint-Denis, y le cambio el nombre a Dujac, “de Jacques” casi literalmente. Seysees ha llevado adelante su propiedad con una filosofía no siempre exenta de polémica; de sus practicas lo mas destacable es su poco intervensionismo (aunque lo hace cuando lo considera necesario), el uso de maderas nuevas y su vinificación con raspón. Los vinos mas destacados provienen precisamente de dos Grand Crus en su pueblo, Morey; Clos de La Roche y Clos Saint Denis. En los últimos tiempos, su hijo, Jeremy, va teniendo cada vez mas control sobre las elaboraciones, además de potenciar, desde 2001,  la conversión total de los viñedos propios a la agricultura orgánica. De todas formas, si queréis saber mas, os recomiendo el articulo de elmundovino sobre él:

http://elmundovino.elmundo.es/elmundovino/noticia.html?vi_seccion=5&vs_fecha=200506&vs_noticia=1120161054


 Volviendo a nuestro viaje, arropados de ese frío cortante que, desde mi punto de vista, no colaboraba nada en el estado de los vinos, David nos condujo, acertadísimamente, a nuestra primera parada.

CHAMBOLLE MUSIGNY 1er CRU LES GRUENCHERS 2008

  Digo que nos condujo, acertadamente, a este vino para empezar, por su destacable accesibilidad. Los vinos de Chambolle suelen ser sutiles y femeninos, y este no fue la excepción, aunque tal vez me hubiera preferido que, como muchas mujeres, además de sutil sea más misterios y reservado. La nariz es golosa, de grosellas y moras, violetas, pero con una madera nueva muy perceptible, en toques de vainilla y toffe. Es complejo, franco y muy bien definido. La boca, amplia, fresca, seductora, con una encantadora sensación crujiente, aunque un tanino algo secante, tal vez de esa madera antes presente. Es un vino fantástico, muy disfrutable, aunque tal vez el menos profundo de la noche. 91/100

ECHEZEAUX 2008

 De entrada, Echezeaux se muestra hermético, mucho mas cerrado que su predecesor. A todos nos impresiona, parece que será un vinazo, que detrás de ese hermetismo guarda un as bajo la manga. Poco a poco va dando paso a lo que se espera de un esta parcela, entre Vosne Romanée y Clos de Vougeot: Especiado y muy profundo, nariz de frutas negras, arándanos, y especias orientales, cardamomo, jengibre y hasta algo de curry. Hay quien percibe mucho el toffe y una sensación dulzona, para mí están pero no destacan. La boca es lo que mas llama la atención; compacto, sólido y concentrado, potente, de buena acidez pero algo tánico tal vez, de remarcable persistencia. Una de las características esta noche es que los vinos estaban algo “nerviosos”, y todos fueron cambiando mucho a lo largo de la velada. Por desgracia, Echezeaux no reveló mucho más, y decepcionó un poco, y aunque era fantástico, no llego al nivel estratosférico que presagiaba. Al final, el as pareció casi un farol. 93/100

CLOS SAINT-DENIS 2006

  Llegábamos por fin a Morey, y a uno de los grandes vinos de Dujac, en una añada muy bien recibida por la crítica. La nariz era delicada, muy floral, de violetas y lavanda, de frutas rojas, pero esta vez aún por madurar de todo; grosellas, fresas del bosque y moras. Deja ver, luego de un tiempo en copa, notas cárnicas, algún cuero, también algún verdor, con un trasfondo de madera extraordinariamente bien integrada, difícil de percibir. La boca es muy delicada y fresca, sedosa, elegante y vertical. 92/100


CLOS DE LA ROCHE 2006
 
 Nos trasladábamos ahora solo unos metros, hacia el Clos de La Roche. Tengo que admitir que, pese a que eran dos de los vinos en los que tenía más expectativas, los 2006 me resultaron difíciles de interpretar, demasiado cambiantes. Tal vez estaban en un momento complicado, pero lo cierto es que no supe disfrutarlos como a los demás. La nariz del Clos de la Roche es expresiva, intensa y fragante. Un surtido abanico de frutos negros, especias como pimienta, que luego dan paso a eucalipto, balsámicos y algo de resina de pino. La boca es potente, muy amplia, de gran acidez y excelente tanicidad, es casi esférica, pero ahí te das cuenta de que algo falla; aquí percibí ciertos baches, algo descompensado, y pese a la gran sensación inicial, a la boca le falta algo de equilibrio. Tal vez en unos años, catado en un día fruta... 93/100


CHARMES CHAMBERTIN 2008
 
  De entrada sorprende mucho el color; mas amoratado y violáceo que todos los demás, hay quien dice que podría ser un pinot de nuevo mundo, o hasta un mencía berciana... o como mínimo, un vino de otro elaborador. Los aromas son dulzones, no tan maduros como en el Chambolle-Musigny, de bayas silvestres, frambuesa, zarzamora y cereza, con algún toque láctico. La madera también esta presente, pero es de fantástica finura, y una sorprendente integración. Sobrepuestos a la sorpresa del color, este Charmes es de los vinos de mayor elegancia y delicadeza aromática de la noche.
 La boca es muy amplia, la entrada maravillosamente fresca, pero su textura es algo rugosa y granulada, tal vez, apunta alguien, debido al terreno ferroso y arcilloso de la parcela. Una nariz muy atractiva, que me enganchó, para soltarme luego con su textura. Y aún así, lo que buscábamos. Defectos, tal vez, pero puro Terroir.  92/100


VOSNE-ROMANÉE 1er CRU AUX MALCONSORTS 2008

   Nos aproximamos, por fin, al pueblo mas destacado de la Côte de Nuits. Vosne- Romanee, donde se encuentran dos de los pagos más míticos del mundo, los monopoles La Tâche y Romanée-Conti. Pese a ser un 1er Cru, la profundidad del mismo, como buen vino de Vosne, es indudable. Además, estamos hablando tal vez del viñedo mas destacado del  Vosne 1er cru,  vecino al sur del mismísimo La Tâche. Especiado, con notas de pimienta, es el primero y único que desarrolla marcadas notas minerales, frías, calizas. Frialdad que no opaca las frutas negras, pero que, afilada, hiela y emociona. Pasado en tiempo en copa, es algo húmedo, con notas de salazón, algo menos expresivo que al principio. La boca es muy amplia, exuberante, plena, es un vino que llena toda la boca. De gran persistencia y opulencia, y aún así en equilibrio. 94/100


 BONNES MARES 2007

 Este último vino era especial para mí,  ya que nunca antes había probado un Bonnes Mares, y sentía mucha curiosidad. Es una parcela grande y muy fragmentada, dividida entre Morey y Chambolle, aunque la mayor parte se encuentra en este último. Aún así, los vinos no suelen ser ni tan sutiles y ni tan delicados como el típico Musigny. Voy a catarlo al fin, pero Bonnes Mares se resiste, rebelde; es el único que muestra notas reductivas, fruto tal vez de una añada algo difícil, 2007, de la que por desgracia no tenemos otra representación en la cata para comparar. Profundo y denso, asoman en un principio aromas de frutas negras como cassis y arándano. No olvidemos que todos los vinos de la noche son aún jóvenes y mantienen su carácter frutal, y se ha de agradecer que una de las características de los vinos de Dujac es precisamente que pueden disfrutarse cuando aún son jovenes. Pero volviendo a este Bonnes Mares, aquí hay notas mas bajas, húmedas, de setas, y hasta ma aventuraría a decir trufas. Cuando se abre un poco, se eleva, levita, cambia su registro a lavanda, eucalipto, multitud de flores, canela, y ahumados. Se engrandece. Es el que se expresa más lentamente, va de menos a más, sin prisa pero sin pausa.  La boca, redonda, fresca, con mentolados, y un tanino de raza y carácter, que le confiere fuerza, y una gran persistencia. La espera había valido la pena, ahora a probar más, para comprobar si son como éste…95/100

Los vinos, aunque en una noche difícil, eran fantásticos, había que saber ver su autenticidad, la personalidad de un Terroir como solo en Borgoña puede expresarse. ¿Aprendimos, como intentábamos, a diferenciar diferentes parcelas? ¿Habíamos percibido las características que se presuponen a cada uno de estos Crus? Al final, catamos a ciegas un Domaine D’Eugenie Echezeaux 2006, a ver si podíamos reconocer algo de alguna de las parcelas. Fracaso total. Pero no importa, ya que sí aprendimos mucho. Y al final, Borgoña es un mundo tal complejo, que por eso nos fascina.
Queda tanto por descorchar….


jueves, 2 de febrero de 2012

Primera entrada


Bienvenidos a la primera entrada de este blog.
Os cuento a todos que la idea del mismo viene desde hace tiempo, fruto de mi necesidad de profundizar mi relación con el mundo del vino, y de la satisfacción que me produce escribir sobre el mismo. Pasaron los meses y por fin la idea tomo la forma que ahora veis. Y, después de reflexionar sobre el nombre del mismo, llego la hora de decidir cual sería el tema de esta primera entrada, o cual sería el primer vino que comentaría aquí. Después de pensarlo un poco, lo vi bastante claro; Por donde empezar sino por:



Jiménez – Landi El Fin del Mundo 2007

 Recuerdo muy bien la primera vez que probé este vino; Hace unos años recibí una invitación a una cata de vinos de una nueva bodega de Méntrida: Jiménez – Landi, de la que yo conocía dos vinos, Piélago y Sotorrondero. Pensaba que era la oportunidad de probarlos junto a su elaborador, y fuí sin pensarlo. Me sorprendí al ver que se catarían cinco vinos; los mencionados, y tres novedades: Cantos de Diablo, Fin del Mundo, y una colaboración con el inquieto Raúl Perez, El Reventón. Me entran ya desde la etiqueta, donde se lee “Daniel Gómez Jiménez Landi, Viticultor”. Lejos de Enólogos estrella y “Flying Winemarkers”, toda una declaración de principios, identificándose como alguien asociado íntimamente con la tierra que trabaja. Esa noche conocí a Dani Jiménez Landi, y descubrí una persona divertida, joven, entusiasta, pero sobre todo comprometido con su idea, de vinos con tipicidad y personalidad, ligados a su origen.
 Sus vinos provienen de tres diferentes parcelas, clarísimamente diferenciadas entre sí, de garnachas frescas y elegantes, de viñas de más de cuarenta años, de personalidad arrolladora. Aquella noche me quede sobre todo enganchado a El Fin del Mundo, sin duda el más borgoñón de los tres. Tiempo después, llegaron las puntuaciones de Peñin, Parker, y Dani Jiménez – Landi y sus vinos se convirtieron en la sorpresa más interesante del panorama vinícola español. Y la Sierra de Gredos, en una de las zonas emergentes de mayor relevancia gracias al pionero Telmo Rodríguez, y a los interesantísimos Bernabeleva y Marañones, que junto a Dani forman el proyecto Comando G.

2007 es la primera añada de este Fin del Mundo, y la única embotellada con ese nombre, ya que a partir de 2008 pasa a llamarse “The End”. Proveniente de parcelas de suelos arenosos – graníticos, de orientación norte y a una altura de 750 metros, características que, pese al clima caluroso de la región, auguran frescura.

 Guardé esta botella de 2007, ya que sentía gran curiosidad por ver como evolucionaría. En febrero de 2012, en cuanto lo descorcho, el vino esta muy tímido, cerrado y hermético. El color sigue siendo picota, con poca capa, recordando tal vez a un pinot noir del nuevo mundo. Me sorprende ver algún precipitado, pero nada de que preocuparse, simplemente, para mantener sus características intactas, el vino no fue flitrado. Luego de dos horas, las frutas van asomando; frambuesa, fresa del bosque, grosellas, algo de cassis. Y sale el carácter mineral y frío que lo caracteriza; granito, pedernal. La agricultura es biodinámica, y se fermenta con raspón, lo cual se percibe en forma de balsámicos y algún verdor. Cinco horas después de abierto, comienza a desplegar su embrujo de hierbas aromáticas, que por fin nos transporta a la sierra, con la garnacha como vehículo: romero, tomillo, enebro, y desarrollando un abanico frutal distinto, mas maduro, dando lugar a arándanos y moras, tal vez hasta en mermelada, algo de cacao, y  el etéreo punto mineral aún de fondo. Pero no nos confundamos; sigue siendo un vino sutil, en el cual se ha de bucear para conocer su esencia. Todavía reservado en su conjunto, sin dejar de ser agreste. 



 En la boca es sabroso, intenso. Tiene un verdor típico del raspón, pero el tanino esta pulido, el paso sedoso, equilibrado, y una sensación algo cálida y alcohólica compensa su estructura ligera. La acidez, fantástica, vivísima, me hace pensar en un clima mucho mas frío que el de la provincia de Toledo. Es amplio y deja una sensación algo secante, que rápidamente se calma con el siguiente sorbo, fresco. Desaparece de mi paladar lentamente, devolviéndome, por desgracia, a mi mundana Badalona.

 A esta garnacha  pura, tan pulida, tan franca, compleja, le quedan aún algunos años vida en botella. El Fin (Del Mundo) está aún por llegar.   86/100